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Los 6 puntos de discusión en el primer debate presidencial entre Biden y Trump

El primer enfrentamiento dialéctico entre los dos candidatos presidenciales estadounidenses promete tener momentos polémicos. En acuerdo bipartidista se han seleccionado seis tópicos que discutirán y que han marcado, no solo al gobierno de Trump, sino el annus horribilis de 2020.

Estos puntos de discusión fueron seleccionados por la Comisión de Debates Electorales: casos polémicos de cada uno, la Corte Suprema, la pandemia del COVID-19, la economía, raza y violencia en las ciudades, y la integridad de las elecciones.

La Comisión ha advertido que los puntos pueden cambiar de acuerdo con el ciclo noticioso, y que pueden presentarse en un orden distinto. A cada tópico se le asignará un segmento de 15 minutos sin interrupción.

Hagamos una revisión de estos y otros puntos, así como qué han expresado los candidatos al respecto.

Sobre hechos controversiales

Trump y Biden han atacado fuertemente pasadas decisiones y acciones del otro. Cuando se ha podido, han apelado a aspectos personales que perjudican al rival.  Trump cita frecuentemente al hijo de Biden, Hunter, quien trabajó en la industria petrolera de Ucrania mientras su padre era vicepresidente. Trump califica el hecho de favoritismo.

La semana pasada dos comités liderados por republicanos alegaron que el trabajo de Hunter Biden constituía un conflicto de interés, dado que para entonces la administración de Obama tenía a al VP Joe Biden encargado de las relaciones con Ucrania.

No obstante, el reporte no aporta pruebas sobre algún efecto dañino que la actuación de Hunter Biden haya traído a la Administración de Obama.

Por su parte, Biden critica muchas decisiones políticas de Trump. Por ejemplo, lo culpa de la violencia en las ciudades por la retórica “inflamatoria” del presidente que estimula peligrosamente la polarización política.

También explotará, sin duda, la revelación  del New York Times sobre las declaraciones de impuesto de Trump, que parecen mostrar pagos nimios al fisco y un estado nada solvente de sus negocios. El presidente ha calificado la información de “fake news”, pero tendrá que ser más explícito para explicar porqué no los muestra para despejar dudas.

La Corte Suprema

La muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg hace menos de dos semanas, abrió el espacio para elegir un o una sustituta. Trump por supuesto abogó por un reemplazo antes de las elecciones. Los republicanos lo apoyaron y los demócratas protestaron, alegado que debía ser el trabajo de la magistratura elegida el 3 de noviembre.

Como nada impide que los Republicanos, quienes tienen mayoría en la Cámara Alta y potestad para aprobar la designación, le den a Trump un miembro muy conservador de la Corte Suprema, el presidente postuló a Amy Coney Barret, en la esquina derecha del espectro político.

COVID-19

Biden ha sido implacable en condenar las respuesta y política de Trump sobre el coronavirus que ha sobrepasado las 200 mil muertes en Estados Unidos. Su respuesta tardía y las declaraciones que le dio al periodista Bob Woodward no han dejado bien parado al presidente.

Trump ha preferido ignorar las directrices de la CDC (el Centro de Control de Enfermedades, con sus siglas en inglés) y asistir a grandes concentración sin el uso de máscaras por parte de él mismo y del público. Por otro lado, ha atacado a Biden arrogándole una retórica anti-vacuna, mientras ha presionado a las farmacéuticas a producir una vacuna antes de los tiempos calculados.

Sin duda, que Biden atacará duro a este respecto y Trump tendrá que afinar la retórica de que su actuación más bien salvó vidas, algo difícil de creer cuando EE. UU, exhibe la tasa de mortandad más alta del mundo. No la tendrá fácil Trump quien, suponemos, tratará de empatar como mínimo.

La Economía

Ambos hablarán de sus logros. Biden invocará las acciones de recuperación económica del desastre de Bush hijo, por parte del gobierno de Obama. Trump citará cifras recientes de recuperación económica y trabajo que son, sin duda, su punto fuerte. La economía iba bastante bien pero se le atravesó el cisne negro del coronavirus que no solo ha detenido el crecimiento sino empujado a una recesión. Dado que no es culpa de la Administración Trump esta caída en la actividad económica, muy probablemente Biden se afinque en la respuesta del gobierno ante la pandemia, mencionada en el punto anterior, que desharía logros económicos de la presidencia.

También habrá confrontación con las estrategias que Trump y Biden propongan para recuperar el tiempo perdido por el virus y esto tendrá un impacto importante en el electorado, porque ninguna ha sido probada y le dará al votante dos mapas de ruta probablemente coincidentes en el tópico “trabajos” pero bastante distintos en lo relativo a la estrategia global de recuperación.

Raza y violencia en las ciudades

La violencia en las calles de New York, Seattle, Portland, a raíz de las protestas por el homicidio culposo de George Floyd y otras muertes (Breonna Taylor o Jacob Blake), con resonancia en otras 2.000 ciudades en Estados Unidos por racismo, violencia policial y otras causas sociales, ha detonado una diatriba entre Ley y Orden (republicanos, conservadores) y Justicia social (demócratas, liberales).  Sin duda cada candidato defenderá su estandarte, aunque probablemente el más moderado no olvidará mencionar el otro aspecto, porque ambos son importantes.

Trump ha sido férreo defensor de aplacar las protestas a toda costa, junto a los republicanos su lado del conflicto está con las policías y agentes represores. Por su parte, los demócratas han defendido a los manifestantes porque consideran justas sus razones. Ambos, sin embargo, han condenado la violencia y destrucción de propiedad ejecutada por manifestantes (más los republicanos) y también han criticado la violencia muchas veces desproporcionada de algunos funcionarios policiales contra miembros de minorías raciales (más los demócratas).

Integridad de la elección

Trump ha criticado fuertemente el voto por correo que, en tiempos de COVID-19, se ha disparado como nunca antes. El presidente y muchos líderes republicanos dicen que tal volumen excede las capacidades de la USPS, la Oficina de Correos de Estados Unidos. Se estima que más de 120 millones de personas votarían el 3 de noviembre y un 75% tiene la posibilidad de hacerlo por correo, es decir, unos 90 millones de votos posibles en remoto. Trump y legisladores republicanos dicen que esa cantidad sería inmanejable.

Las autoridades de la USPS, interpeladas varias veces por el Congreso, han garantizado la eficiencia del proceso. Pero Trump ha denunciado el voto-por-correo ampliado como una oportunidad de fraude, algo que la mayoría de los observadores y, sobre todo la USPS, encuentran difícil de que ocurra.

Poner en tela de juicio el sistema electoral es peligroso porque mina la confianza de la nación. Hasta ahora los republicanos no han presentado pruebas de sus temores. Biden tendrá que presentar buenos alegatos para sostener la confiabilidad del sistema, así como cualquier otra posible causa de fraude.

Fernando Nunez-Noda | El Político / Fuente