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El desmonte estratégico del Ejército y la Policía viene desde La Habana

En el año 2017 el entonces mandatario Juan Manuel Santos reunió a toda su cúpula de generales en la sede del ministerio de Defensa. Los generales Palomino y Mejia, dos oficiales obedientes, serían los encargados de transmitir a la tropa el primer mensaje con el que cambiaría el rumbo de una de las mejores fuerzas militares y policiales del mundo.

La nueva realidad política con la negociación con las FARC en pleno vigor exigía no solo ‘desescalar el conflicto y el lenguaje’ sino que vendría con cambios de fondo. Santos dio un golpe de mano.

Decidió cambiar el nombre del Centro de Entrenamiento y Operaciones de la Policia, histórico por su lucha contra las organizaciones terroristas y el narcotráfico, por ‘Escuela internacional de paz de la Policía Nacional’. El mensaje era contundente. El desmonte estructural había comenzado.

Lo mismo ocurría con el Ejercicio Nacional y naturalmente con las agencias de inteligencia convertidas en armas de persecución política en cabeza de cuestionados coroneles del ejército y del almirante Álvaro Echándia Durán al frente de la Dirección Nacional de Inteligencia DNI. El terrorismo ya no sería su prioridad y el plan de Santos y las Farc en La Habana estaba en curso.

En el Ejercito Nacional se implementó la doctrina Damasco y en la Policía Nacional el Proceso de Modernización y Transformación Institucional (MTI).

El excomandante del ejército y actual embajador en Australia Alberto José Mejia puso en marcha la doctrina Damasco, el cambio de pensamiento del ejército cuyo fundamento etimologíco es el cambio de San Pablo en Damasco de perseguir a los cristianos a volverse uno de ellos; acá es ya no persigo a las farc yo convivo con ellos.

A su vez los Generales Palomino y Nieto hicieron lo propio en la Policía mediante el MIT un cambio de doctrina que lideraron los generales Fabián Vargas y el actual director de Seguridad Ciudadana Jorge Luis Vargas quien incluso le presentó un plan de trabajo en esa misma línea al presidente Iván Duque.

La intervención extranjera ha sido clave en ese cambio de rumbo de nuestra fuerza pública. Desde ese entonces el Mindefensa de Santos, Juan Carlos Pinzón, gestionó la ‘cooperación’ de Suiza y Francia para entrenar al Ejercito y a la Policía Nacional en el ‘uso de la fuerza’. Esas misiones internacionales, cuya intervención en los asuntos internos y en la misma fuerza pública, no le molestan a la izquierda ni han sido objeto de un control constitucional como ocurre con el apoyo en la lucha contra el narcotráfico que ofrece el gobierno de los Estados Unidos.

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